La muerte marca el final de una de las formaciones artísticas más prestigiosas de nuestro folclore.
Chacho Echenique estaba todavía en Buenos Aires, donde el viernes recibió, en nombre del dúo, el reconocimiento de la Legislatura porteña. Anoche, Chacho intentaba conseguir un pasaje que le permitiera despedir a quien compartió con él y con el Cuchi la historia de esta extraordinaria formación musical."La canción popular argentina fue otra cosa después del Dúo salteño", aseguró ayer, compungido, el poeta Miguel Angel Pérez, quien destacó de ellos "el talento para hacer maravillas con las cosas más simples". El Dúo se inició en 1967 y dos años más tarde fue Revelación en el Festival de Cosquín. Con una formación básica: dos voces, una guitarra y un bombo, armonías vocales simples, novedad absoluta en términos armónicos. Con contrapuntos audaces, nunca antes escuchados en la música popular argentina, y difundieron la poesía de Manuel J. Castilla, canciones de Atahualpa Yupanqui, Sixto Ríos, -entre otros- y de quien fue el arreglador y el alma del grupo, el Cuchi Leguizamón.
El músico Pachula Botelli, que conoció al Dúo desde el primer momento, describe como "una revolución" el recorrido cultural de este dúo donde la voz natural y abaritonada de Patricio armonizaba con matices desconocidos hasta entonces, con el falsete de Chacho. "Esa fue la alquimia del Cuchi, que encontró en esas voces el medio único para romper con los esquemas de la canción popular".
Cuentan que Patricio y Chacho se conocieron en una peña de Buenos Aires, donde este último jugaba como número cinco de San Lorenzo. Pero eran salteños hasta la médula, como lo fue la magia de Gustavo Leguizamón.
Era la década de los sesenta, tiempos donde los hippies y el jazz se mezclaban con las demandas de transformación social. Es por entonces que Mercedes Sosa y Armando Tejada Gómez proponen el Nuevo Cancionero, un movimiento en el cual el Dúo habría de ocupar un sitial de privilegio. Ese cancionero popular llevaba al folclore por un nuevo sendero, el del compromiso social, sensible a los sueños y los dolores del hombre común. Poco a poco el canto popular descubría y redimensionaba viejos temas costumbristas; paso a paso, además, dejaba de lado el estilo nostálgico, el tema de la nostalgia del pago y comenzaba a ocuparse de las cuestiones que agitaban los tiempos.
Cuchi les enseñó a esos dos jóvenes a cantar, a componer y armonizar. Se convirtieron, a su lado, en grandes artistas, gracias al talento, a la sensibilidad y al trabajo artístico.
Patricio había cantado en el Quinteto Sombra; en 1984, el Cuchi los dejó que siguieran solos. En algún momento se separaron y Patricio y Chacho se convirtieron en solistas. Patricio se unió Mariano Antonio Vaca, Enrique Ibarra y Enrique Aguilera, en Los Cuatro de Salta. Pero desde hace dos años, el Dúo había vuelto a reunirse, a convocar y a volver a reeditar el espíritu de aquel Nuevo Cancionero.
Sus gargantas privilegiadas volvieron a brindar, con ese espíritu propio de los grupos más brillantes, ‘La pomeña‘; ‘Elogio del viento‘; ‘Santamariana‘, ‘Chacarera del zorrito‘; ‘Zamba del silbador‘; ‘Ronda para Teresa‘; ‘La arenosa‘, ‘Zamba de Juan Panadero‘...
La muerte de Giménez frustró el proyecto del nuevo disco que se aprestaban a lanzar. "Se fue un guitarrero, cantor y buena persona", dijo Botelli. Anoche, la secretaría de Programación del Festival de Cosquín hizo llegar sus condolencias a través de la artista salteña Mariana Cayón.
"La muerte de un artista de la dimensión de Patricio nos obliga a pensar en la magnificencia de su obra, que se convierte en un legado cultural. El Dúo Salteño forma parte de la historia grande de nuestro folclore. Es una divisoria de aguas, y es así porque contó con el genio de tras grandes artistas que pusieron en la obra un esfuerzo admirable", reflexionó Miguel Angel Pérez.
El adiós de un gran artista
La música folclórica argentina pierde a uno de sus referentes centrales. El Dúo Salteño se encontraba en un momento de madurez artística y con enormes proyectos.
Patricio Jiménez había nacido en 1943. Su muerte se debió a un paro respiratorio, que sobrevino después de cinco semanas de internación, tras la operación que debieron practicarle como consecuencia de un accidente cerebro vascular.
La enfermedad del artista obligó a suspender un espectáculo que se iba a realizar en Salta el 18 de octubre.
Patricio había sufrido dos ataques y no logró recuperarse, debido a la gravedad del caso. Ayer, las esperanzas de un milagro se desvanecieron.
El velatorio se lleva a cabo en la empresa Pieve y sus restos serán sepultados esta tarde, a las 16, en el cementerio Divina Misericordia.
Jiménez, autor de la música para los poemas, "Sin ella vienen los días", de Hugo Ovalle, y de "Tren de Alemania", de Manuel Castilla, entre otras composiciones, era el complemento exacto de Chacho. El retorno de 2006 había mostrado al Dúo de siempre, como aquel que grabara, hace 40 años, "Pastorcita perdida", de Petrocelli. Con el mismo espíritu y los mismos sueños.
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